Champions League 2007/08

UEFA CHAMPIONS LEAGUE - ottavi di finale
STADIO SANTIAGO BERNABEU, 5 MARZO 2008

REAL MADRID
A.S.ROMA
REAL MADRID C.F.
-
A.S. ROMA
1
2

ElPais.com

CRÓNICA: LIGA DE CAMPEONES - OCTAVOS DE FINAL REAL MADRID 1 - ROMA 2

Al Madrid le faltan recursos

Sin imaginación, el equipo de Schuster vuelve a caer en octavos, esta vez ante un Roma muy bien organizado

JOSÉ SÁMANO - Madrid - 05/03/2008

La exigente Copa de Europa puso en evidencia al Madrid, que se vio despojado de sus contados, pero eficaces recursos, en cuanto tuvo que tirar del fondo del vestuario. Con una plantilla muy desigual, quizá le valga para maquillar su paso por la Liga, pero la Champions es un órdago que, actualmente, le supera.
El Roma, un equipo bien organizado y con una partitura muy ensayada, le despidió del torneo sin gran oposición. Al menos ayer, en el choque de vuelta, en el que los romanistas siempre dieron la impresión de manejar mejor las entrañas del partido. Mucho mejor que en la ida, cuando al conjunto madrileño sólo se le escapó el resultado. El duelo de Chamartín nada tuvo que ver. El Roma devolvió golpe por golpe al Madrid, al que, corto de fútbol, primero le faltó intensidad y no le bastó con un arreón final. El cuadro de Schuster nunca tuvo atado el encuentro y el Roma tocó mejor todas las teclas, sin grandes alardes, pero de forma muy precisa, como si hubiera programado la cita.
Al Madrid le faltó mayor voltaje, un ideario claro e imaginación, mucha imaginación. A Schuster le faltaron piezas para el mecano y, sin algunas puntadas imprescindibles, el equipo se resiente más de lo que se le supone a una plantilla como la madridista, tejida con demasiados costurones. Baptista, por mucho que anoche fuera el mejor rematador, está a una luna de Van Nistelrooy; el declive de Salgado revaloriza aún más a Sergio Ramos y Gago más Diarra suman uno —a veces, ni eso—. El caso de los dos pivotes es el más sintomático. A Gago aún se le consiente, a Diarra ni se le espera. El argentino rema muchas veces a la deriva y el africano juega desnortado: ni quita ni pone. Frente a ellos, De Rossi y Aquilani se sintieron complacidos. Con ellos, a Guti no le alcanzó para dar una puntada al juego, para encontrar aliados con los que dar carrete a Robinho y Raúl. Sin luces en el eje, el Madrid tampoco encontró soluciones por las orillas, donde sólo envidó con Robinho. A Salgado le falta depósito para dominar él solo, al estilo de Ramos, toda la vía derecha. Lastimado Robben, Schuster recurrió a Drenthe en el segundo acto en detrimento de Diarra. Hasta entonces, sólo Baptista había alterado al Roma con dos remates de falta, uno desviado por Doni y otro escupido por el larguero. Al brasileño le había replicado Aquilani, que, en una misma jugada, cargó dos veces contra Casillas, al que también libró la madera. Y en dos ocasiones, porque Vucinic hizo otra carambola en el travesaño.
Con la energía de Drenthe, el Madrid ensanchó el campo y, también angustiado por el paso del tiempo, aumentó los decibelios. El Roma apenas alteró su guión. Le gusta jugar al billar, no pierde el hilo a la pelota y acelera en cuanto irrumpe Totti, sobre el que gravita todo su ataque. El gran capitán romano, tan castigado por llevar el equipo en la mochila durante tantos años, ya no acelera como antaño, pero le sobra clase para marcar el ritmo y filtrar pases. Sin embargo, le sobró ímpetu en el peor momento y su equipo pudo pagarlo muy caro.
Con el Madrid al toque de corneta, Pepe fue expulsado y, al instante, llegó el gol de Taddei. Un azote doble para el equipo español, que se vio ante un ochomil. Al grupo de Spalletti, que había abusado de su cromosoma italiano para congelar el reloj, le entraron unas prisas repentinas. Tenía todo a favor y Perrotta estaba golpeado, o quizás picado por una avispa. Totti se percató, pero, lejos de regatear algún minuto, se lanzó a por Casillas. Perdió la pelota y Raúl batió a Doni. El Madrid se ganó 15 minutos de esperanza. Un mundo cuando se trata del Madrid y su incomparable flirteo con la Copa de Europa, una mística que gobierna como pocos. Quedaba recurrir a la heroica, pero este Madrid se queda corto y en su plantilla hay demasiados claroscuros. No tiene especialistas como Guti y Robinho, futbolistas con chistera, capaces de acudir al rescate con un simple guiño. Le sobra pelotón y le faltan jerarcas. Y la Liga de Campeones no está de rebajas.


Marca.com

CAYÓ ANTE LA ROMA Y POR CUARTO AÑO CONSECUTIVO NO SUPERA LOS OCTAVOS DE FINAL

La Champions da la espalda al Madrid

MANUEL MALAGÓN

El Real Madrid sufrió el mayor golpe de la temporada cuando nadie lo sospechaba. La Roma ganó en Chamartín (1-2) y provocó un impacto que el Bernabéu no esperaba aún a estas alturas de la campaña. El Madrid nunca estuvo cómodo frente al equipo italiano, que dio mucha mejor imagen que en el Olímpico. Los de Spalleti tuvieron las ideas muy claras y apenas concedieron espacios al Madrid, que a excepción de dos acciones de Baptista y el gol de Raúl, en fuera de juego, no vio a Doni. La Roma, por su parte, fue poco a poco controlando el choque y tras la expulsión de Pepe dio un golpe casi mortal con el gol de Taddei. Raúl dio vida a los últimos minutos, pero Vucinic en el descuento acabó con cualquier resquicio de esperanza. Otro año, y van cuatro, que el Madrid se despide en octavos de final de la Liga de Campeones.
La competición que ha forjado la leyenda del Madrid insiste en darle la espalda en los últimos años. No es que no la gane, es que ni siquiera la roza. Cuatro años consecutivos quedando fuera en octavos de final es algo casi insoportable en Chamartín. Esta vez la vuelta se jugó en casa, pero ni por esas. La Roma, que estuvo contra las cuerdas en el Olímpico, se mostró muy suelta en el Bernabéu, que nunca estuvo verdaderamente convencido de que su equipo se iba a llevar la eliminatoria salvo antes del inicio. El público respondió y el ambiente era el de las grandes noches, pero al equipo le faltó un punto para asustar a la Roma. Quizá Van Nistelrooy, quizá Sergio Ramos, quizá Robben o quizá una mezcla de todo, pero lo cierto es que la Roma vivió mucho más tranquila de lo que podía imaginar.
Quien esperara una Roma timorata se equivocó. En algunos momentos cedió la iniciativa al Madrid, pero era ficticio, porque se encontraba muy cómoda saliendo a la contra. Salía hasta Cicinho, que demostró que hoy por hoy está muchos cuerpos por encima de Panucci. El brasileño tapó bien su banda y se asomó cuando pudo. En el Madrid pocos pasaron la prueba con nota. Diarrà y Gago fracasaron, Guti no tuvo su día y Robinho acusó la reciente lesión. No fue el jugador decisivo de otros días. El mejor, o al menos el que más guerra dio fue Baptista. Un tiro seco y un mano a mano de la 'Bestia' fue lo más cerca que estuvo el Madrid del gol en el primer tiempo.

Vucinic cambia el partido

Por su parte, la Roma asustaba cuando llegaba. Spalleti dejó en el banco a Pizarro, pero metió en su lugar a Aquilani, un futbolista que dejó una gran sensación. Un tiro suyo casi desde el vestuario se estrelló con violencia en el palo. Desde lejos lo intentaba siempre la Roma, con sus futbolistas moviéndose continuamente, lo que despistó a los centrales madridistas, en especial Pepe, que fue una sombra de lo que acostumbra. Con todo, había eliminatoria porque la Roma carece de pegada y porque el Madrid se aferraba precisamente a eso, a su 'punch'.
La aspereza, la falta de claridad, siguió igual en el segundo acto, pero el Madrid le puso un punto más de agresividad. Baptista estrelló un balón en el larguero y por momentos el Bernabéu se vino arriba. Fue una falsa alarma. Por entonces entró Vucinic en lugar de Mancini y al contrario de lo que pudo pensarse, fue el peor cambio posible para el Madrid. El brasileño no hizo ningún daño a Salgado y el montenegrino se lo hizo a toda la defensa. Primero disparó al larguero y después forzó la segunda tarjeta de Pepe, lo que significó el principio del fin madridista.
En superioridad, la Roma vio la oportunidad de matar la eliminatoria y Taddei se anticipó a todos para cabecear a la escuadra. Parecía todo acabado pero el partido aún le dio una oportunidad al Madrid. Más bien se la dio Vassaras, que no señaló un claro fuera de juego de Raúl, quien batió a Doni con la derecha. Quedaba un cuarto de hora y a esas alturas la inferioridad numérica importaba menos, porque a la Roma le entró el miedo. La mística del Bernabéu y el idilio del Real Madrid con la Copa de Europa hacían pensar en la remontada. Pero no era la noche. En realidad, hace algún tiempo que la vieja Copa de Europa le dio la espalda al Madrid. Vucinic se encargó de confirmarlo en el descuento.


Mundodeportivo.es

CHAMPIONS LEAGUE - OCTAVOS

1-2: Adiós Madrid

El Madrid repite historia y queda fuera de Europa otra vez en octavos de final al caer ante una Roma que le ha ganado también en el Bernabéu
Taddei hizo el 0-1, Raúl igualó un minuto después y Vucinic ha sentenciado en el descuento
La Roma, además de los dos goles, ha tenido dos chuts a la madera ante un rival que ha notado las bajas de 'Van Gol' y Sergio Ramos


Alberto Arias - 06/03/2008 03:00

Al trébol de Schuster ya se le han caído dos hojas y va camino de convertirse en cactus. El equipo blanco ha quedado fuera de Europa después de volver a perder ante una Roma que ha jugado un partido muy bueno y que ha demostrado tener tanto argumentos defensivos como pólvora en ataque.
En las horas previas al choque se había apelado al 'Factor Robinho' pero el brasileño, lento y fuera de forma, no ha aportado nada en el juego de los blancos. Ha sido Baptista quien ha tenido las ocasiones para los locales en un primer tiempo donde los italianos ya han avisado que les bastaba con el empate inicial pero que no renunciaban a nada. Casillas y el palo han evitado que los de Spalletti se fueran con ventaja en sendos obuses de Aquilani.

Atascados en la creación
Sin un referente arriba, Van Nistelrooy, ni con la presencia de Sergio Ramos atrás, el Madrid ha hecho aguas también en la creación, Diarra y Gago se estorbaban y eran incapaces de conectar con un Guti errante. Quizás por ello Schuster buscó la electricidad de Drenthe en la reanudación pero el holandés apenas entró en juego y la Roma siguió controlando los tímidos ataques locales.

Roja a Pepe y empate
Y el Bernabéu se acabó de deprimir cuando una acción al borde del área acababa con Pepe en las duchas por la segunda amarilla. El Madrid necesitaba marcar y estaba con diez...y para hacerlo más complicado un centro de Tonetto lo remachaba de cabeza Taddei, muy lejos de las manos de Casillas. Era el 0-1 y la Roma ya se veía en cuartos.

La puntilla de Vucinic
Pero el Madrid se resistió a arrojar la toalla y recuperó la esperanza cuando, un minuto después del tanto romano, Raúl recibía en fuera de juego y batía por debajo a Doni. Parecía que a pesar de laos condicionantes y la inferioridad podría llegar la prórroga pero el paso de los minutos demostró que el 1-1 fue una acción aislada. El Madrid ya no volvió a inquietar a una Roma que aguantó y demostró su madurez para poner la puntilla cuando un centro del eterno Panucci lo remachaba Vucinic en el 1-2.


Sport.es

Arrivederci Madrid

Esta vez no hubo magia, ni miedo escénico, ni juntos pudieron. La Roma le dio un baño al Madrid y lo echó a la calle

Los romanos hicieron un gran partido en el Bernabéu y vencieron por segunda vez al Madrid, echándole de la Champions League

Joan Pi

No vino la Roma a verlas venir. Ni a poner el autocar. Y sorprendió a su rival, que esperaba otras directrices en el juego romano. No abusaron del fútbol a la italiana y eso descolocó a los hombres de Schuster, que había planteado su acoso a la meta de Doni construyendo una potente ala izquierda, con Guti y Robinho, Raúl cayendo a la banda derecha y Baptista entrando desde segunda linea. Pero nada, o casi nada de lo escrito en su guión funcionó. Porque el teutón menospreció con arrogancia a la Roma. Se retrató. Y Spalletti acabó dándole un meneo de padre y muy señor mío. Un repaso táctico que no olvidará.
La Roma se sintió muy cómoda sobre el Bernabéu. Sin alardes, pero con un enorme sentido de la verticalidad y de solidaridad entre sus jugadores, fue decantando el choque de su lado. Juntos al presionar, juntos en sus salidas, los romanos pronto dejaron claro que su apuesta no era defender el resultado de la ida, sino buscar el gol. Y para ello se valió de un fútbol mucho más moderno y efectivo, que desarboló por completo a los blancos, muy previsibles.
El Madrid nunca pudo cerrar los pasillos interiores que creó la Roma, juego en el que Totti es un auténtico maestro y además contó con la inestimable labor de un Aquilani brutal, que tan pronto se jugaba el pie en defensa, como apoyaba una transición o terminaba la jugada con su duro disparo. Como lo mostró a los 17 minutos, cuando estrelló un tiro en el palo y repitió tras el rechace, provocando la parada de la noche de Casillas.
Al Madrid le faltó clarividencia en la zona de elaboración donde Guti, atado en corto por De Rossi, nunca encontró los espacios. Los blancos se estrellaron de forma repetida en los metros finales, y sino, como Baptista cuando lanzó un libre directo a la cruceta en los inicios del segundo tiempo. Fue la mejor opción en ataque de un Madrid que le puso voluntad, ganas y coraje pero que a medida que avanzaba el tiempo se veía cada vez más incapaz de superar tácticamente a su rival.
Totti seguía con su recital, Schuster sin enterarse y la Roma, estirada y con la convicción de lograr el gol, acosaba a Casillas. Tras varias acciones en las que Iker volvió a ser determinante, Vucinic estrelló un segundo remate en el larguero. Era el minuto 65 y empezaba a mascarse la tragedia.
Y llegó. El primer episodio fue la expulsión de Pepe en el minuto 70 y, tres más tarde se produjo el capítulo del gol. Falla Heinze, Taddei marca y el Bernabéu se desespera. Pero en un arranque de orgullo, el Madrid sacó fuerzas para empatar dos minutos después. Raúl, en fuera de juego, dio un poco de vida a su equipo. Pero en realidad, lo único que logró fue prolongar la agonía de los suyos.
Los blancos, en inferioridad, desfondados y desquiciados, vieron como Vucinic sentenciaba en el descuento y descabalgaba al Madrid por cuarto año consecutivo en los octavos de final. La Roma fue infinitamente superior a un Madrid que pierde otro pétalo, el segundo, de su ansiado trébol. Y ya sólo le queda uno.



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